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martes, 25 de mayo de 2010

Martín Dihigo, El Maestro


Los días del 23 al 30 de mayo del presente año será inaugurado un nuevo Salón de la Fama del Beisbol Latinoamericano en la República Dominicana. En la ceremonia de exaltación serán incorporados en esta primera lista los inmortales: Roberto Clemente de Puerto Rico, Rod Carew de Panamá, Orlando Cepeda de Puerto Rico, Juan Marichal de Dominicana, Luis Aparicio de Venezuela y de Cuba Martín Dihigo, todos ellos merecedores de esta distinción. No cabe duda que todos ellos tienen los méritos para que con sus nombres se dé inicio a este Salón de la Fama.

Sin embargo para mí resalta la figura del llamado “El Maestro”, personaje que aunque no lo vi jugar, pero por aquéllas narraciones escritas magníficamente por don Tomás Morales, de la época de los años sesenta, me maravillaban lo que se contaba de este fabuloso pelotero y quedé cautivado de la figura de Martín Magdaleno Dihigo Llano, el cual era su verdadero nombre.

En el beisbol mexicano se le dio el mote de “El Maestro”. Martín Dihigo es el único pelotero en toda la historia del beisbol del mundo que está en cinco Salones de la Fama: el de Cuba, el de Cooperstown en Estados Unidos, el de México, el de Venezuela y el de Dominicana, otro récord para este inmortal del beisbol.

Martín debutó en su natal Cuba el 21 de Enero de 1923 con el equipo Marianao, a la edad de 16 años; antes de venir a México jugó en las ligas negras de Estados Unidos de 1923 a 1936; en México de 1937 a 1944, y 1946, 1947 y 1950.

En el beisbol cubano en el invierno de 1935-1936 fue doble campeón: de bateo con .358 y de pitcheo con 11 ganados y 2 perdidos. No jugó en las Grandes Ligas por su color de piel debido al imperante racismo. En México se dice que Dihigo podía jugar las nueve posiciones; aunque en nuestro beisbol no ganó ningún campeonato de bateo, siempre estuvo arriba de los .300. Su récord en el beisbol mexicano lo hizo como lanzador. El 15 de septiembre de 1937 se convirtió en el primer pítcher en lanzar un juego sin hit ni carrera jugando con el Águila de Veracruz ante Nogales. Fue campeón de ganados y perdidos en 1938 con 18-2, 1942 con 22-7 y 1946 con 11-4; campeón en carreras limpias en 1938 con 0.90 y en 1942 con 2.53; además, ganador de la triple corona de pitcheo en 1938 y 1942. En la actualidad ocupa el mejor porcentaje en juegos ganados y perdidos con .676, con sus 119 triunfos y 57 derrotas. Éstas son algunas semblanzas de este inmenso pelotero, y algunos poblanos tuvieron la fortuna de verlo lanzar en el viejo Parque Puebla, allá por los rumbos del Panteón Municipal y hablan maravillas de él, caso del doctor Cervantes y de don Enrique Montero Ponce, para nombrar sólo a dos que tuvieron esta fortuna de verlo jugar. Un reconocimiento a esta rutilante estrella del beisbol. Salud “Maestro”, donde quiera que te encuentres.

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