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jueves, 9 de septiembre de 2010

Televisa: La guerra hipócrita contra Reforma

En un capítulo surrealista más de la historia política mexicana, Televisa arremetió en sus espacios noticiosos contra el grupo Reforma, empresa editorial que publica el diario que le da nombre en la capital del País, además de El Norte en Monterrey, Mural en Guadalajara y los matutinos populares Metro en las mismas tres ciudades.

La cruzada propagandística del grupo televisivo deja indicios de una aguda furia y una visceralidad extrema, pues dedica a ella el primer lugar entre las noticias, haciendo a un lado sin el menor pudor periodístico los abundantes problemas y crisis que padece el país.

Además, el afán destructivo de Televisa en su ataque a Reforma es tal que no repara en comprometer irreversiblemente la credibilidad de su principal presentador de noticias, Joaquín Lopez Dóriga, en boca de quien ponen comentarios tan sesgados sobre el tema que lo hacen lucir como los presentadores de infomerciales de los productos milagro que aparecen en los espacios publicitarios del mismo grupo.

No es la primera vez que Televisa lleva a cabo una campaña descarada de ataque contra otra empresa. Hace ya casi un lustro, cuando el grupo farmaceútico Casa Saba intentó crear una cadena televisiva coinvirtiendo con el grupo estadounidense de TV en español Telemundo, Televisa y TV Azteca, temerosas de enfrentar un competidor que destruyera su feudo oligopólico, arrancaron una campaña contra Saba y sus socios.

“En las semanas recientes, los noticieros nocturnos de TV Azteca y Televisa han presentado varios reportajes con carga emotiva acerca de los efectos de los elevados costos de los medicamentos para los pobres de México.

“Los programas, que típicamente incluyen escenas de padres llorando, acusan al grupo Casa Saba de provocar que los medicamentos sean inaccesibles (para las familias pobres)”, publicó el diario Los Angeles Times en un amplio reportaje de 2006 sobre el tema.

En esa ocasión, las piezas propagandísticas contra Saba y Telemundo (hoy socio comercial de Televisa) se ventilaban en los noticieros dentro de los espacios de noticias secundarias. Esta vez se ha ido más lejos.

Televisa acusa al Grupo Reforma de fomentar la prostitución (incluso la de menores) al publicar en sus secciones de avisos clasificados anuncios de oferta de servicios sexuales, algunos de ellos con fotografías en ropa interior de las personas que ofrecen dichos servicios.

El reporte manejado anoche incumple las normas más elementales del trabajo periodístico, pues se utilizan en él comentarios de especialistas sacados de contexto, usados en reportajes anteriores sobre temas ajenos al grupo Reforma y sus avisos clasificados. Del mismo modo, Televisa rompió sus reglas internas de manejo de fotos de desnudos en noticieros con tal de incrementar el impacto visual de su “denuncia”.

Para que no quedara duda del objetivo de sus ataques, los nombres o las imágenes de los periódicos del grupo fueron repetidos en una docena de ocasiones, incluyendo un comentario totalmente editorializado de López Dóriga, en donde presenta como una incongruencia el que Reforma publique en portada reportajes sobre tráfico de personas y prostitución infantil, y por otro publique en sus páginas comerciales anuncios de servicios sexuales.

No se requieren capacidades analíticas excepcionales para encontrar el móvil de la propaganda de Televisa.

En semanas recientes, los periódicos del grupo Reforma han reportado con frecuencia acerca de acciones y conductas de Televisa que ameritan cobertura noticiosa. Por un lado, la asignación al consorcio en sociedad con Nextel, con facilidades de pago no encontrables en ninguna otra parte del mundo, de frecuencias radioeléctricas de tal forma que ahora Televisa será empresaria en el rentabilísimo ramo de la telefonía celular y la transmisión de datos e imágenes en aparatos móviles, un nicho dorado hasta ahora dominado por Telcel. La forma en que se le vendió este espacio a Televisa es sin duda un regalo, pues el pago inicial que realizó no representa ni el uno por ciento del valor calculable de su negocio, y los pagos que hará en el futuro saldrán sin problemas de las absolutamente seguras utilidades que obtendrá por la explotación. En otras palabras, se le regaló un negocio de miles de millones de dólares con una inversión inicial negligible, Una auténtica lotería para ricos.

Luego, Reforma subrayó en sus espacios noticiosos el reforzamiento del poder oligopólico de Televisa y el manejo político electoral que podría darse al adelanto de tiempos en la conversión de la Televisión Mexicana del formato análogo al digital. En este caso, el Estado Mexicano financiará el uso de convertidores para que los consumidores puedan ver la nueva señal digital en televisores análogos, al tiempo que no se aprovecha este cambio tecnológico para abrir nuevos espacios a la competencia televisiva.

Finalmente, en lo que quizá fue la gota que derramó el vaso de la furia de Emilio Azcárraga y sus auxiliares corporativos en Televisa, Reforma reportó que el consorcio televisivo se estaba haciendo cargo de la producción del Quinto Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto, el gobernador mexiquense que ha tratado de construir su viabilidad presidencial a través de la mecánica de fabricación de estrellas dominada por Televisa desde hace décadas.

Tal revelación le restó margen de maniobra a Televisa, que había vendido a Peña Nieto dentro de su paquete de lanzamiento de producto electoral, una entrevista en horario estelar en el noticiero de López Dóriga, en donde se reforzaría imagen de “Obama blanco”, machacada insistentemente en abundantes spots televisivos.

Peña Nieto es a la fecha el mejor (si bien no el único) seguro de permanencia de negocios para Televisa, pues su llegada al poder de la mano del consorcio en 2012 le garantizaría a la televisora el poder oligopólico en el que basa sus extraordinarias ganancias, y el deslustre provocado por los reportes de Reforma deben de haber calado hondo.

De ahí la decisión de atacar al grupo de periódicos, iniciando ayer los “reportajes”, que según anunciaron, continuarán hoy y quizá se prolonguen, al estilo de las telenovelas, el resto de la semana. En la semana anterior, cuando el tele-enojo hacia Reforma estaba en una etapa intermedia, el noticiero fue usado para atacar en lo personal el propietario del grupo de periódicos.

El pasado lunes, López Dóriga comentó, en la segunda mitad de su emisión, la polémica levantada por los comentarios en Twitter del empresario regiomontano Lorenzo Zambrano, quien calificó como “cobardes” a los hombres de negocios que en la presente crisis de seguridad salen con sus capitales de Monterrey rumbo a EU.

El presentador de noticias quiso ligar este comentario con el cambio de residencia en 2008 de Alejandro Junco de la Vega, director general del Grupo Reforma. Es de dudarse, por la antigüedad del suceso, que Zambrano dedicara sus comentarios al empresario periodístico. Más allá de su rencoroso origen, las diatribas de Televisa contra Reforma son insostenibles desde las ópticas profesional y ética.

En lo profesional, además de las deficiencias y manipulaciones de comentarios ya referidas, no es válido criticar selectivamente a un medio que publica este tipo de anuncios sin hacer referencia a los muchos otros (entre ellos, El Universal, un medio con mayor circulación que Reforma) que también incluyen en sus clasificaciones estos avisos. Del mismo modo, no se mencionó en el reportaje de ayer si se buscó a algún vocero del Grupo Reforma para que aportara su posición sobre el tema, circunstancia obligada para garantizar la veracidad de lo que se está reportando. Eticamente, no es fácil encontrar en Televisa la autoridad moral para cuestionar lo que señala a Reforma en una empresa que maneja la publicidad de líneas calientes en sus canales de cable, en los que también mantiene espacios abiertos a la pornografía en varios de ellos.

De hecho, para Televisa es un negocio perdido el de las posiciones puritanas, pues muy pocas de sus telenovelas pasarían por un filtro de esta índole, tamiz en el que sin duda se atorarían varias de las revistas que publica a través de su brazo editorial.

La guerra hipócrita en la que se ha involucrado Televisa para dar curso a sus berrinches políticos seguramente tendrá cuantiosos costos en el mediano y en el largo plazo.

Su burdo y nada disimulado manejo de espacios noticiosos para saciar rencores le restará lo poco que ha tratado de avanzar en los círculos informados de la opinión pública, en cuyo cortejo ha invertido a través de los proyectos de Foro TV y Tercer Grado. Le está construyendo a López Dóriga la senda ruinosa de descrédito por la que condujo a Jacobo Zabludovsky, quien pudo rescatar su carrera sólo después de años de haberse alejado de Televisa.

Es cuestión de tiempo...

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