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lunes, 10 de enero de 2011

México: con el gatillo fácil

Veintinueve ejecutados en Acapulco, otro alcalde asesinado, ataques a policías y penales en Nuevo León. Son los datos del fin de semana. Los podemos sumar a los más de 30 mil asesinados relacionados con el crimen organizado que según algunos llevamos en lo que va de este sexenio y dejarlos ahí. ¡Otro fin de semana sangriento en esta lucha entre narcos! Nada más. Una indignación moderada puesto que los muertos son aparentemente maleantes, y eso es parte de lo que ha sembrado exitosamente este gobierno la distinción entre los muertos que cuentan y los que no, pero escándalo igual porque ocurrió en pleno Acapulco, los descabezaron y ellos había menores.


Hay sin embargo algo nuevo. Datos que nos permiten poner estas muertes en contexto, leerlos desde otra óptica, entender que dicen de lo que nos está pasando como sociedad. Y esto es gracias al escalofriante estudio que Fernando Escalante publica este mes en la revista Nexos que se titula: “La muerte tiene permiso”. El mismo autor que hace dos años desconcertó al demostrar que, a partir de la suma de las actas de defunción capturadas por el INEGI, contrario a nuestra percepción y temor, los asesinatos en nuestro país habían disminuido continua y significativamente entre 1992 y 2007. La tasa nacional (número de víctimas por cada 100 mil habitantes) pasó de 19 en 1992 a ocho en 2007. Un gran triunfo civilizatorio para el país pero del que no nos enteramos.


Lo de hoy es exactamente lo contrario. En sólo dos años (2008 y 2009) el número de asesinatos en el país se disparó de forma dramática acabando con esos 15 años de constante disminución y alcanzado nuevamente la cifra de 19 homicidios por cada 100 mil habitantes. El propio Escalante se sorprende de este violentísimo cambio de tendencia y busca explicaciones. Y es que los homicidios se dispararon en todo el país, ahora se mata mucho más ahí donde matar ha sido una forma socorrida de dirimir los conflictos pero también en donde no lo era. Escalante demuestra, y esto es por supuesto una invitación para que lo lean, que la explicación de que los narcos se están matando entre sí no alcanaza para dar cuenta de este abrupto cambio de tendencia. La guerra en contra de los narcos, y en especial los operativos conjuntos que implican la presencia de muchos hombres armados en nuestras calles y pueblos, junto con la pérdida de mecanismos de solución pacífica de conflictos locales han dado como resultado que matar sea hoy mucho más frecuente y una opción para personas que no lo hubieran considerado en el pasado muy reciente.


Los resultados del análisis de Escalante son perturbadores. Con ignorancia y con buenas intenciones, quiero creer, se desató en nuestro país una dinámica de muerte que no se ve bien cómo la van a detener.


Entonces, los 29 de Acapulco ¿son de verdad maleantes de una banda de narcos? ¿Se trató de una vendetta entre grupos de criminales luchando por la plaza? Habrá que ver más de cerca cada muerto porque muchos andan con el gatillo fácil.


http://www.eluniversal.com.mx/columnas/87903.html

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