Berenice Gaytán El Diario | 12-04-2010 | 00:29 | Local | ||||
Bastaron unos segundos para que la familia Flores decidiera dejar todos sus logros conseguidos en esta frontera y regresar a su tierra natal, Veracruz. “Iba a comprar a una tienda que se llama La Económica, salí, me encontré con un amigo y nos paramos a platicar cuando venía un carro, se bajaron, cortaron cartucho y empezaron a disparar… no me dieron tiempo de nada”, narró Enrique cabizbajo y con voz tenue. “Eso fue lo que me hizo pensar… hasta aquí… hasta aquí llego yo, ya me dejaron vivo, voy a regresar a mi tierra, no me voy a quedar aquí esperando la muerte”, agregó con la vista puesta en su brazo derecho donde aún tiene la herida de bala. Enrique fue una de las personas que junto con su familia abordó el pasado jueves el vuelo 6892 con destino al puerto de Veracruz como parte del Programa Emergente de Regreso de Veracruzanos desde Juárez, impulsado por el Gobierno de aquel estado. Enrique y su familia vivían desde hace 12 años en el poblado de Loma Blanca, en el Valle de Juárez, lugar donde tenían un terreno, una casa propia, una fructífera tienda de abarrotes y en donde sus hijos acudían a la escuela. “Nos hicimos de un terreno, una casita, yo trabajaba en maquila y él en la construcción. Por la edad, ya no pude trabajar y pusimos un puesto. Empezamos vendiendo hamburguesas y luego dulces, poquito a poquito, metimos latas y otras cosas, nos iba muy bien”, expresó triste Eva, esposa de Enrique. “Al principio veíamos la televisión, las noticias y uno se sorprendía de ver todo eso (los hechos de violencia suscitados en El Valle), pero nunca pensamos que nos iba a tocar, ya cuando nos tocó a nosotros fue lo último”, agregó volteando su mirada hacia la herida de bala que tiene su esposo en el brazo derecho. “Aquí (Veracruz), llegamos sin nada, en cero, pero con vida” es un nuevo comienzo. Allá (Juárez) perdimos todo pero aquí gané la vida y la tranquilidad, cosa que allá nunca iba a poder recobrar. Aquí está tranquilo, anda uno a gusto y libre, allá uno todo el tiempo se la vive encerrado”, dijo Enrique. Pese a haber crecido de manera considerable tanto económica como personalmente en Juárez, Enrique y su familia regresaron a Veracruz prácticamente sin nada, peor que como hace 12 años llegaron a esta frontera. Una vez arribado el vuelo en punto de las 12:30 de la tarde y tras una emotiva bienvenida por parte del gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, sus familiares pasaron a recogerlos al aeropuerto. Su nueva casa será un jacalito hecho de madera, cubierto de láminas, del que a simple vista logra entrever la luz del día por los orificios, sin puerta de entrada, dos ventanas sin vidrio y con un piso de arena. De vista a su alrededor están cientos de jacales similares de familias dedicadas a la chatarrería. La carencia de una vivienda fuerte de block o ladrillo que los proteja del mal clima y de servicios es obvia. Sin embargo, el ambiente que se percibe sobrepasa en mucho al mejor lugar de Juárez. Ahí en Lomas de Tarimoya, una de las colonias más precarias de la ciudad de Veracruz, las calles son extremadamente estrechas, de tierra y piedras, con palmeras y árboles de cocos que las adornan. Las casas son jacalitos de madera y láminas que apenas alcanzan a cubrir los hogares– pero todo rodeado de gente dispuesta a dar un saludo a quien pasa y a ofrecer lo poco que tiene. Ahí se respira tranquilidad, no hay pers ona que no dé un saludo y ofrezca ayuda sin pedirla. Las personas pueden caminar tranquilas por los pequeños pasillos que llaman calles, sin temor. “Estamos bien y eso es más que suficiente. Tenemos dónde vivir. Hay que echarle ganas y no darse por vencido, no hay que perder la esperanza”, dijo Enrique en su jacalito a su familia reunida, listos para comenzar una nueva vida. Dejan todo atrás Así como Enrique y su familia, cientos de veracruzanos han decidido dejar esta frontera pese a todo lo que han logrado aquí. Sólo en el vuelo 6892 del pasado jueves, sumaron 165 personas que conformaban 47 familias. Estas 165 personas se suman a las 141 que regresaron en el segundo vuelo parte del programa y 136 del primero, para en total sumar 442, más los que han retornado a tierras veracruzanas por su propia cuenta, que acumulan más de 2 mil, según el gobierno de Veracruz. “Nosotros decidimos irnos porque el trabajo es muy escaso y la violencia que no nos deja vivir. Tengo tres niñas de 3, 4 y 7 años y no las quiero arriesgar. Es duro dejarlo así todo, pero ya no se puede vivir así, mejor hay que regresar”, expresó Arturo Lemus Jiménez, quien también iba en el vuelo del jueves. Lemus Jiménez, su esposa y sus tres hijas, son originarios del municipio de Paso de Ovejas, Veracruz, lugar a donde un camión los llevó luego de arribar al aeropuerto Jarocho. Lemus Jiménez relató que desde hace meses se encontraba sin empleo y después de laborar como electricista pasó a parquero del centro comercial Plaza las Torres, por lo que desde hace seis meses tuvo también que regresar su vivienda de Infonavit por ya no poder pagarla. “Yo nomás estaba cascareando, trabajaba de parquero en Plaza las Torres, era electricista, me liquidaron y me dediqué a parquear. Aquí logré hacerme de mi casa y de un carrito pero pues van dos veces que me lo roban”, narró. “Aquí ya no hay trabajo y mucho menos tranquilidad, ya nadie vive en paz, nomás te andas cuidando, esa no es vida. Mejor regreso a mi tierra y aunque comiendo frijoles pero sano y salvo con mi familia”, expresó Ignacio de la Cruz, quien también regresó el pasado jueves a su tierra natal en Veracruz. Tras 14 años de residir en esta frontera, Ignacio retornó a su pueblo natal El Álamo, Veracruz. Sin embargo lo hizo de una manera muy diferente a cuando salió, pues esta vez no era sólo él, sino su esposa a quien conoció en Juárez y sus dos hijos que nacieron en esta frontera. El último vuelo, parte del Programa Emergente de Regreso de Veracruzanos, salió del aeropuerto local a las 8:20 horas y llego al puerto cuatro horas después. Desde las 6 de la mañana, las decenas de veracruzanos comenzaron a arribar al aeropuerto Abraham González para documentar sus maletas, por lo que las grandes filas se dejaban ver. Luego los originarios de Veracruz, abarrotaron la sala de abordaje del aeropuerto. Durante el vuelo se apreciaban en algunos caras de angustia y tristeza al dejar aquí a parte de sus familiares, y a su vez risas y preguntas como “¿falta mucho?” o “ya quiero llegar” de otros que impacientes esperaban regresar después de más de una década. Retorno de mano de obra De acuerdo con el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, los jarochos que han retornado a su tierra natal procedentes de las distintas fronteras del país, alcanzan a la fecha las 15 mil personas, cifra que aseguró aumentará con el programa arrancado. Sin embargo, a diferencia de cuando dejaron su tierra, hoy regresan con un perfil laboral desarrollado y listos para comenzar a trabajar inmediatamente. “Muchos poseen aspectos útiles pero en especial traen perfil laboral: ejecutivos, supervisores, encargados de mantenimiento e instalaciones eléctricas, auxiliares contables, choferes, gerentes de sucursal. “Trabajadores de la industria metalmecánica, electrónica y sobre todo, con disposición total para empezar a trabajar desde mañana”, expresó el gobernador Herrera Beltrán en su intervención durante el programa de bienvenida. En entrevista con El Diario, el gobernador de aquel estado dijo que Veracruz ha crecido considerablemente en los últimos años, lo que ahora hace posible dar y prometer empleo a los miles de jarochos que hoy retornan a su tierra. Indicó que el perfil laboral con el que ahora cuentan los veracruzanos que regresan, podrá ser aprovechado para hacer crecer aún más al estado y a la industria ahí asentada, de hecho para dar vida a las empresas que por la inseguridad están saliendo de Juárez para reubicarse en Veracruz. Mencionó que por ejemplo, tres empresas maquiladoras antes aquí ubicadas se establecieron en Poza Rica, Minatitlán y otras partes de Veracruz debido a la problemática de inseguridad que priva en Juárez y a la pérdida de gran parte de la plantilla laboral, pues la mayoría era de origen veracruzano. Desahogo de jarochos Durante la entrevista, Herrera Beltrán lamentó la crítica situación por la que atraviesa Juárez y consideró el regreso de veracruzanos como un apoyo. Dijo que la llegada de jarochos a Juárez desató un boom en esta frontera al grado de crear, de cierta manera, una sobrepoblación, por lo que ahora con menos veracruzanos y por lo tanto menos gente será más fácil manejar. Herrera dijo que el regreso de veracruzanos a su tierra será un apoyo al estado de Chihuahua y en especial a Juárez “para que no generen una demanda adicional”. “Veracruz ha crecido y tiene una obligación con la República que en este caso es la de apoyar a Juárez para que los veracruzanos no generen una demanda adicional”, expresó. Dijo que “con pena, dolor y coraje veo lo que la ineficacia ha causado a las familias juarenses y exigió a las autoridades se actúe verdaderamente para pronto recuperar Juárez”. Agregó que por lo pronto el Gobierno del Estado de Veracruz tiene destinados 15 millones de pesos para el Programa Emergente de Regreso de Veracruzanos y están en proceso otros 15 que fueron solicitados a la Secretaría de Hacienda. El Programa Emergente de Regreso de Veracruzanos arrancó a principios de marzo del presente año y consiste en el pago total del traslado de jarochos y sus pertenencias desde Ciudad Juárez a los diversos municipios de Veracruz. Como parte del programa, a los jarochos se les apoya al llegar a Veracruz con la inscripción al programa Oportunidades, al Servicio Nacional de Empleo, al Seguro Popular y a los menores, la Secretaría de Educación Pública los ayuda a reincorporarse inmediatamente a alguna escuela cerca de sus hogares para que no pierdan su ciclo escolar. Los módulos de las instancias mencionadas se ubican en el aeropuerto del Gobierno del Estado de Veracruz para en cuanto arriben los veracruzanos procedentes de esta frontera, sean inscritos y atendidos. Los jarochos hacen una fila y van pasando de modulo en modulo. El recuento A principios de la década de los 90, miles de veracruzanos comenzaron a llegar a esta frontera en busca de mejores oportunidades, pues el boom industrial aquí estaba en apogeo. En 1994 camiones repletos de veracruzanos, pagados incluso por las plantas maquiladoras aquí asentadas, llegaban casi directamente a los establecimientos industriales, mientras que otros llegaban por su propia cuenta. Una mejor calidad de vida al tener salarios mas altos, seguro social, prestaciones de alimentación, transporte, y de Infonavit, eran los factores que deslumbraban a los veracruzanos, quienes en aquel entonces no tenían oportunidades laborales en aquella entidad. Durante toda la década de los 90 y parte de la actual, miles de veracruzanos arribaron a la ciudad. Con la llegada de éstos y de más procedentes de otros estados, la construcción de viviendas repuntó al igual que el comercio, pero a la vez se generó el rezago en cuanto a drenaje, pavimento y agua potable. Sin embargo, con la crisis económica iniciada a finales del 2007 y el arrecio en la inseguridad, el empleo comenzó a decaer, decenas de plantas maquiladoras cerraron y otras persistían en paro técnico, mientras que los comercios también comenzaron a cerrar debido a las extorsiones y secuestros. Es así como miles de veracruzanos perdieron su empleo y a la par les tocó vivir la peor época de inseguridad que ha vivido Juárez, una urbe que muchos han llamado tierra sin ley. http://www.diario.com.mx/nota.php?notaid=3b133525dd452cb159d3397d627cecbb |
martes, 13 de abril de 2010
‘Hasta aquí llego yo, me dejaron vivo, voy a regresar a mi tierra’
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario