He aquí el texto íntegro de esa edición:
Desde niña le gustaba la política. Hoy, a sus 42 años, Patricia Flores Elizondo es la titular de la Oficina de la Presidencia, en pocas palabras, la mano derecha de Felipe Calderón. Es tal su cercanía con el Presidente y la relevancia que ha adquirido en su equipo, que incluso ya la apodan "La Vicepresidenta" o "La Jefa", pues dicen que cualquier asunto a tratar con el Primer Mandatario tiene que obtener antes su visto bueno. La mayoría de los miembros del gabinete tienen que pasar por ella -filtro difícil de sortear- para llegar a él.
No es asidua a reuniones sociales, tampoco le gusta dar entrevistas u ofrecer ruedas de prensa. El bajo perfil que ha caracterizado hasta el momento a la sobrina de Rodolfo El Negro Elizondo, quien fue titular de la Secretaría de Turismo, ha despertado curiosidad y hasta especulaciones acerca de ella y que la gente se pregunte cómo llegó a tener este grado de poder e influencia dentro de Los Pinos.
He aquí la historia de una niña duranguense que desde pequeña soñaba con "llegar muy alto", según le contaba a su mejor amiga de la escuela, ¡y lo logró!
LÍDER DESDE CHIQUITA
Nació el 6 de febrero de 1968 bajo el signo de Acuario, como lo registra el álbum del Colegio Americano de 1983, donde también se describe a Patricia Flores Elizondo como una niña que repetía constantemente la frase "No, fíjate que no".
En esa escuela, ubicada en Las Alamedas, en Durango, estudió el kinder, la primaria y la secundaria. Ahí transcurrió su infancia, jugando basquetbol a diario, su deporte favorito en ese entonces, y por el que muchas veces iba a torneos a otras partes de la República Mexicana.
"Era una niña muy inquieta, inteligente, buena estudiante, siempre líder y con mucha iniciativa; participaba en todas las actividades de la escuela", recuerda su mejor amiga Alina Howard, quien junto con el senador del PAN Rodolfo Dorador fueron compañeros suyos desde el kinder hasta la preparatoria.
Por su cercanía con la escuela, la casa de Paty solía convertirse en el punto de reunión. Su mamá, Emilia Elizondo, siempre recibía a todos los amiguitos de Paty, les preparaba deliciosa comida y de postre, les daba chamoys que ella misma hacía. "Su mamá siempre fue una persona muy acogedora, sencilla, amable, muy atenta... una señora que siempre estaba en su casa al pendiente de sus hijas (Emilia, Laurencia, Paty, Aidée y Andrea)", agrega Alina, quien recuerda esa casa como su segundo hogar por todo el tiempo que pasaba ahí y las muchas veces que se quedaba a dormir. "Creo que Paty tuvo una niñez encantadora, su familia era muy unida, en su casa había un ambiente de lo más hermoso y agradable. Siempre estaban las puertas abiertas para todo mundo".
La hoy jefa de la Oficina de la Presidencia era muy apegada a su papá, Raúl Flores Valenzuela; mucho más que a su mamá. Él era arquitecto egresado de la UNAM y tenía su propio despacho. Quienes lo conocieron lo describen como una persona muy alegre y amiguera.
Desafortunadamente el destino tenía preparado para Paty un duro golpe: la muerte de su padre, víctima de melanoma a los 59 años, cuando ella tenía 24 y ya había concluido la carrera en Ciencias de la Comunicación e Información en la Universidad de Monterrey. Ése ha sido uno de los momentos más tristes de su vida.
DE SANGRE AZUL
Para estudiar la prepa, Paty se cambió al CCH Promedac. Quien fuera su maestra de Laboratorio, Francisca Zúñiga (Paquita), cuenta que "era muy buena muchachita, muy estudiosa y educada. Muy dispuesta en la escuela a aprender y preguntar". Por su parte, otra de sus maestras, Norma Garay, nos dijo que "era muy responsable, tranquila, bien portada y muy capaz para las diferentes actividades en el salón."
Todos coinciden en la alumna responsable y dedicada, pero había otra parte de Paty de la que ya algunos de sus compañeros se percataban. Mercedes Mendivil, quien estudió con ella en esta generación 83-86, plática que desde ese entonces le gustaba la política. "En ese tiempo estaba muy fuerte su tío, El Negro Elizondo, que quería ser presidente municipal de Durango (puesto en el que estuvo de 1983 a 1986)". Y es que, efectivamente, Paty trae la política y la sangre azul en las venas: Su abuelo, Jesús H. Elizondo, fundó el PAN en Durango en marzo de 1940.
Sus años de prepa transcurrieron de lo más normal. Como todos los jóvenes de su edad y como se acostumbraba en esa época, iba a fiestas en casas de amigos, a dar "la vuelta a la 20" (una calle) y al Club 100, la discoteca de moda en Durango. Los fines de semana iba a esquiar a la presa.
Fue en ese entonces cuando Paty tuvo su primer novio: Jorge Velasco, de su misma generación y a quien ya conocía desde la secundaria en el Americano. Fue un amor de adolescencia que terminó cuando cada uno eligió su camino profesional.
SU ASCENSO AL PODER
Al concluir su carrera de Comunicación en Monterrey (aunque le hubiera gustado estudiar Derecho) y después de trabajar como conductora de televisión en el canal 8 local, regresó a Durango, precisamente por la enfermedad y posterior muerte de su papá; para estar con su familia. Poco tiempo después, su tío, El Negro Elizondo la invitó a irse a trabajar a la ciudad de México.
Paty se afilió al PAN en 1994 y ese mismo año se incorporó a la Comisión de Concordia y Pacificación como secretaria técnica, donde trabajó, hasta 1997, con Don Luis H. Álvarez y Heberto Castillo. A la par, estudió diplomados en derecho parlamentario y proceso legislativo y fue integrante del Servicio Civil de la Cámara de Diputados, ahí conoció a Bernardo de la Garza, Beatriz Paredes (con quien hizo una gran amistad) y en 2000 a Felipe Calderón, quien era coordinador de la Fracción Parlamentaria del PAN.
Más adelante tuvo otros cargos en la Cámara como coordinadora técnica de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política y fue jefa de la Oficina de Apoyo a la Secretaría General. De 2001 a 2004 fue secretaria general de la Cámara de Diputados hasta que fue nombrada delegada del Fideicomiso para la Transición del presidente electo, Felipe Calderón, donde le reportaba a Gerardo Ruiz Mateos.
Fue coordinadora de Administración de la Presidencia de la República y finalmente, desde agosto de 2008, jefa de la Oficina de la Presidencia de la República, el cargo que actualmente ostenta.
AFORTUNADA EN EL TRABAJO Y EN EL AMOR
Su dedicación y pasión por su carrera profesional no impidieron a Patricia Flores encontrar el amor de una pareja y tener una familia. En 1997 conoció en la Cámara de Diputados a quien es su marido hasta la fecha: Jesús Cabrera Castillo Nájera, originario de Zacatecas. Él ocupaba entonces el cargo de coordinador técnico del área de Protección Civil. Ella tenía 29 años y él, 23. Aunque es mayor que él, ella no tiene ningún problema con esto.
Paty y Jesús vivieron juntos por dos años antes de casarse. En 1999 tuvieron a su primera hija, Regina, y en el 2000 nació Hernán. Finalmente decidieron casarse ese mismo año en el que fueron padres por segunda vez. La recepción de la boda fue en la Hacienda de los Morales. Este 2010 están cumpliendo una década de casados.
Por su parte, Jesús llegó a ser director de Seguridad y Resguardo en la Cámara pero actualmente, a sus 36 años, está fuera de la política, pues optó desde 2003 por dedicarse al ramo empresarial: puso granjas de huevo orgánico en Xochimilco (Distrito Federal) y Tepoztlán (en Morelos) y lo comercializa bajo la marca E'el.
LA MUJER FUERA DE LOS PINOS
En su vida privada, Paty es una mujer y ama de casa como cualquier otra. Le encanta pasar tiempo con su esposo y sus dos hijos. Van seguido a andar en bici y les gusta ir a esquiar al Lago de Tequesquitengo.
Constantemente tienen reuniones sociales y ella aprovecha sus pocos ratos libres para leer novelas de misterio, de autores como el hoy muy de moda Stieg Larsson con su serie Millennium; escuchar música, de preferencia en español de los ochenta y noventa, o ver algún partido de futbol en el que juegue el América, su equipo favorito.
Su prima hermana, Sandra Vázquez Elizondo, platica que Paty es una mujer de carácter fuerte y decidido, muy generosa y que siempre está ayudando a su familia, además de que "es muy buena cocinera, al igual que su mamá." Va poco a Durango, pero está en constante comunicación con su madre, Emilia Elizondo Torres.
No cabe duda que aquella niña decidida a llegar muy alto, lo está cumpliendo. Seguro su nombre seguirá tomando relevancia, pues como ella misma ha dicho a gente cercana, es una mujer que casi nunca se regresa.
http://www.quien.com/espectaculos/2010/07/13/paty-flores-ya-no-mueve-los-pinos
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